En este artículo encontrarás algunos consejos prácticos para que los directivos y profesionales puedan adaptarse de forma rápida y fácil a la dinámica de vacaciones. 

Prevenir la depresión de la tumbona

A principios de este siglo los doctores de la clínica psiquiátrica austríaca  Wagner-Jauregg descubrieron la incidencia de la depresión de la tumbona o estrés vacacional. Se trata de un fenómeno cada día más frecuente. Se manifiesta en forma de ansiedad, problemas para dormir o sensación de tristeza o desmotivación cuando empiezas tus vacaciones. Algunos estudios muestran que hasta el 34% de los empleados sufren estos síntomas.

Esa ‘bajona’ puede provenir de haberse fijado objetivos poco realistas y demasiadas expectativas con las vacaciones: viajaré, haré deporte, saldré a cenar fuera, me reuniré con amigos que hace tiempo que no veo, demasiadas cosas en tan poco tiempo…. Pero lo más habitual es que su causa se fundamente en haber llevado un ritmo frenético en el trabajo los meses anteriores, sin haber guardado el descanso debido, e intentar recuperar el ocio no disfrutado en los once meses anteriores. Al respecto el mes de julio es paradigmático:  ¿No tienes la sensación de que cada año las dinámica de las empresas se parece cada vez más a la de un curso escolar?. Parece el mes de los exámenes finales.  Y cuando nos marchamos de vacaciones, si lo hacemos en agosto, caemos en otro estrés, el vacacional.

¿Qué puedo hacer antes de iniciar mis vacaciones?

Una máxima que hemos de tener en cuenta es que las vacaciones empiezan una semana antes de la fecha en la que te despides de tus compañeros. La palabra mágica es anticipación. Veamos algunos tips:

Gestión del correo electrónico. 

Ese es un elemento fundamental para no generar estrés durante tus vacaciones. No olvides de activar la opción ‘ausente de la oficina’ de tu gestor de ofimática. Para mayor tranquilidad puedes adaptar el contenido del mensaje de las personas que reciban este correo electrónico. Pero debes tener cuidado con dar demasiada información. Mi consejo es que no pongas que estás de vacaciones (cuidado con los amigos de lo ajeno, que pueden entender que estás fuera de tu domicilio). Puedes incluir a una persona de contacto para temas urgentes o, si lo prefieres, tu teléfono móvil. En este segundo caso ten en cuenta que está accesible a todos los que te remitan un correo (salvo que cliques la opción remitir el ausente de la oficina sólo a tus contactos o las personas de la organización).

Gestión del teléfono móvil. 

Una de las grandes esclavitudes del directivo hoy es la necesidad de atender las demandas de nuestro celular. Para prevenirlo debes preparar el estado de tu WhatsApp de la misma forma que haces con el correo electrónico, sobre todo cuando es un dispositivo corporativo. Yo paso de ‘disponible’ a ‘fuera de la oficina’ o ‘sólo llamadas urgentes’ (este viene en el desplegable, como última opción). Puedes adaptar el mensaje hasta 139 caracteres, con los mismos requisitos que en el correo electrónico.

Gestión de la agenda. 

La ofimática colaborativa permite que personas ajenas visualicen la disponibilidad de tu agenda. Esta herramienta es muy útil en periodo no vacacional pero en vacaciones puede ocasionar errores. Yo prefiero bloquear todos los días de mis vacaciones y así evitarlos.

Gestión del puesto de trabajo. 

Como decía el mes de julio es difícil y en mi caso acaba con gran cantidad de documentos acumulados y no siempre ordenados. Mi último día de trabajo acostumbra a destinarse a ordenar o destruir esos documentos físicos y a poner en orden el espacio virtual de almacenamiento en la nube. Mi objetivo es que a la vuelta de vacaciones tenga una sensación de orden y limpieza. Para conseguirlo sólo dejo un papel encima de la mesa -en verdad ahora lo hago en Google Keep- con la lista de pendientes que tendré a la vuelta de vacaciones.

¿Qué puedo hacer durante mis vacaciones?

Enhorabuena, lo has conseguido: ¡Ya estás de vacaciones!

Según un estudio de ESADE e Infojobs, el 51% de la población laboral contesta correos electrónicos y llamadas durante sus vacaciones. Esa cifra se eleva al 84% en el caso de los directivos. Y es que la mayoría de los directivos tardan bastante tiempo en ‘desconectar’ y adelantan la ‘conexión’ días antes del inicio del nuevo periodo laboral. Eso es un error mayúsculo porque, aparte de perder horas del valioso tiempo de ocio, impide el descanso, activa el estrés y perjudica las relaciones personales con familia y amigos. Te voy a dar algunos consejos que me han funcionado.

Gestión del correo electrónico y el teléfono móvil. 

Si eres un directivo responsable, pretender desconectar totalmente de tu profesión en vacaciones es una quimera (y posiblemente una irresponsabilidad). Pero, en el otro lado de la balanza, conozco a directivos que no pueden apartar la vista de su teléfono durante sus días de descanso. Esos son los principales candidatos a padecer el síndrome de la tumbona.

Gestión del consumo cultural. 

Hay profesionales con los mismos niveles de adicción Linkedin que un adolescente a Instagram. A estas alturas del siglo XXI, hemos de diferenciar entre las redes sociales de carácter profesional y las redes sociales de carácter personal. También entre los contenidos profesionales y los contenidos personales. En mi caso me auto-prohibo la generación de contenidos profesionales en mi periodo de descanso (aviso, los que veáis están programados con antelación).

En lo que respecta a la lectura, mi consejo es que abandonéis las lecturas sobre temas de negocio o autoayuda. Yo en verano solo leo novelas, que es lo que me gusta. Para ello recopilo los libros más deseados desde enero y mi trabajo me cuesta decidirme entre los dos o tres libros que podré consumir en mis tres semanas de descanso.

Y lo más importante de todo: aprende a descansar. Vive unas vacaciones sin estrés, sin auto-exigencias y con elevadas dosis de realismo sobre lo que realmente puedes hacer en esas pocas semanas.

¿Qué puedo hacer en mi reincorporación?

Primero de todo, quiero advertirte que el síndrome post-vacacional no empieza el primer día de tu reincorporación. Actúa con unos días o semanas de retraso. Si retomas el nuevo curso como si fuera un esprint, probablemente en un par de semanas te sentirás cansado, desanimado y falto de energía. Sé realista, quedan muchos meses para tu próximo descanso prolongado. Tienes ante ti una carrera de fondo…

Te recomiendo que, para paliar el temido síndrome postvacacional, regreses a casa un par de días antes de empezar el trabajo. Eso te permitirá acostumbrarte a las nuevas rutinas, sobre todo en lo que comporta al horario.

Una vez en el trabajo, dedica los primeros días a reconectar y adaptarte a la nueva realidad. Para ello, a mi me sirven mucho las tres ‘s’.

Socialización. 

Somos animales sociales, también en el trabajo. Destina algo de tu tiempo a saludar y construir puentes emocionales con tus colaboradores. Procura mostrar interés por cómo les ha ido a ellos y a sus familias. 

Solidaridad. 

Piensa en los que todavía están en su periodo vacacional. Evita remitirles correos electrónicos con demandas para su regreso. Para respetar la merecida desconexión digital del equipo, yo suelo tener sus vacaciones anotadas en mi calendario y así puedo programar los envíos de correos electrónicos no urgentes para su regreso.

Sistemática. 

Empieza a generar rutinas desde el minuto cero. Empieza con la lista de pendientes que dejaste en la mesa el último día. Y ten muy claro la matriz de Eisenhower desde el minuto 0. 

Empieza a descontar los días que te faltan para tu próximo descanso. No te darás cuenta y ya estarás planificando tus próximas vacaciones. Mientras tanto, céntrate en ser productivo y en generar valor para tu empresa …  y para tu equipo.

¡Felices vacaciones!

Ricardo Alfaro Puig, julio 2022.