Esta es una pregunta que ha generado mucha discusión en el mundo empresarial en los últimos años, y es comprensible. La Inteligencia Artificial (IA) ha avanzado enormemente y su aplicación en diferentes campos ha sido impresionante. Esta semana Google ha anunciado la liberación de Bard en muchos países, para entrar en competencia directa con ChatGPT. Las empresas empiezan a utilizar de forma masiva este tipo de aplicaciones en sus operaciones de negocio. Unos empleos desaparecen y otros se crean (como el caso de los prompters). De momento, esa aplicación se queda en los procesos más operativos. Pero, ¿realmente la IA puede llegar a dar el salto y reemplazar a los directivos?
La respuesta corta es no. Si bien la IA puede realizar tareas complejas y analizar grandes cantidades de datos, aún tiene limitaciones. La IA no tiene la capacidad de contextualizar la información, comprender la complejidad de las relaciones humanas o tomar decisiones éticas o morales. Estas capacidades son vitales para los directivos.
No obstante, la IA puede ser una herramienta valiosa para los directivos. Según informes de consultoras como McKinsey y Accenture, la IA puede ayudar a los directivos a tomar decisiones más informadas y precisas en base a grandes cantidades de datos, mejorando la productividad y la eficiencia. De esta forma, se liberarían de tareas rutinarias para que puedan concentrarse en tareas más importantes y estratégicas. Además, puede ayudar a los directivos a detectar patrones y tendencias que de otra manera podrían haber pasado desapercibidos, y de prever problemas antes de que se conviertan en crisis.
Como menciona un estudio publicado en Harvard Business Review, «la IA no está aquí para reemplazar a los líderes, sino para empoderarlos». La IA puede ser una herramienta útil para los directivos, pero aún hay habilidades y capacidades que solo los seres humanos pueden aportar, como el juicio humano, la creatividad y la experiencia.
A medida que la IA continúa evolucionando, los roles de los directivos pueden cambiar. Es posible que los directivos necesiten adquirir nuevas habilidades para trabajar de manera efectiva con la IA. También que la IA cambie la forma en que se toman las decisiones. Sin embargo, la IA seguirá siendo una herramienta complementaria, no un reemplazo, para los directivos.
En definitiva, la IA es una herramienta más en la caja de herramientas de los directivos, y su papel seguirá evolucionando a medida que la tecnología avance. Como dijo el CEO de Microsoft, Satya Nadella, «la tecnología no es buena o mala en sí misma. Lo importante es cómo la usamos».
En resumen, aunque la IA puede mejorar la eficiencia y la productividad de los directivos, todavía hay habilidades y capacidades que solo los seres humanos pueden aportar. Como menciona un estudio publicado en Forbes,: «los líderes efectivos no son aquellos que temen a la IA, sino aquellos que saben cómo aprovecharla para mejorar sus habilidades y desempeño». La IA es una herramienta complementaria, no un reemplazo, para los directivos, y su papel seguirá evolucionando a medida que la tecnología avance.
Ricardo Alfaro