Vladimir Putin, el Líder,

En este artículo quiero extraer cuatro lecciones de liderazgo sobre un personaje que ha sabido mantenerse al frente del país más extenso del mundo más de 20 años, ha sido escogido la persona más poderosa del mundo por la revista Forbes durante cuatro años consecutivos y, en el último mes, ha sido capaz de mantener en vilo a mandatarios de países más poderosos que el suyo. Se trata de Vladimir Putin.

En la historia han existido muchos tipos de líderes con diferentes estilos de ejercicio del poder. En el gráfico adjunto tenemos algunos de ellos en parejas: antagonistas, cuando no enemigos acérrimos. Pero todos tienen en común algo muy importante, todos ellos tienen seguidores, son capaces de convencer a su tribu para que los sigan. Así, Putin ganó las últimas elecciones con el 76,69% de los votos. Vlodomir Zelenski, su adversario, consiguió por su parte el 73% de los votos en las elecciones de Ucrania de 2019. Diferentes liderazgos, igual soporte de sus seguidores. 

Liderazgo Putin
Diferentes líderes, diferentes estilos de liderazgo

Pero, más allá de los seguidores que tengas, lo importante, lo realmente definitorio, está en las decisiones que tomas y, sobre todo, en los resultados que consigues con tus decisiones. Los votos acostumbran a ser volátiles, los resultados perduran.

Primera lección: el tipo de liderazgo que practiques no tiene porqué condicionar tu nivel de engagement como líder. 

Putin ha trabajado una visión estratégica a largo plazo de forma sostenida en el tiempo. Desde que fue nombrado Presidente ha tenido 22 años para transformar el país, con una visión firme y sostenida. Su hoja de ruta transformacional se ha centrado en tres aspectos clave:

  • La estructura del país. Ha reducido de 89 a 7 distritos federales, ha reformado la Duma o parlamento, eliminando la representación territorial. En definitiva, ha centralizado el estado y ha controlado directamente todos los resortes de poder que lo sustentan
  • El ejército. Ha mantenido actualizado su ejército a base de diferentes campañas militares, que le han servido para testar y como palanca de reafirmación nacional. Así, en 1999, inició la segunda guerra de Chechenia, en 2008, lideró la guerra de Osetia del Sur, en 2014 Putin ordenó la invasión de la península de Crimea. Por último, en 2015 autorizó la intervención rusa en la guerra civil de Siria. 
  • La economía. Cuando alcanzó el poder modificó la composición de la poderosa oligarquía rusa, para limitar su poder al ámbito de los negocios de forma que dejasen de interferir en política. En el ámbito económico su actuación ha sido exitosa, dada la lamentable situación de partida tras el desmantelamiento de la URSS. Ha conseguido que la deuda pública pase del 92% en 1999 al 14% en el 2019, así como incrementar sus reservas y la dependencia de sus materias primas de los países del Oeste (especialmente Alemania e Italia).

A diferencia de Putin, los líderes de los países occidentales han actuado bajo el tacticismo del corto o medio plazo, nunca con una mirada más allá de los cuatro años de las próximas elecciones. 

Parece una estrategia ganadora, pero tiene un punto débil: no se sustenta en un diagnóstico realista acerca de su situación de partida. Así, la realidad es que Rusia dista de ser una potencia del siglo XXI. Su poder sólo se asienta en uno de los tres factores que hacen de un país una gran potencia; el económico, el tecnológico y el militar. Así, Estados Unidos continúa siendo la única potencia que domina los tres factores. China y Europa son  fuertes económica y tecnológicamente, pero no militarmente (ojo, China está en ello), pero Rusia sólo es poderosa militarmente, ya que un país con un PIB similar al de Italia.  La ambición es necesaria, el realismo es imprescindible. 

Segunda lección: Para tener una estrategia ganadora, necesitas algo más que una tribu comprometida con un ideal, necesitas una visión realista de tu situación de partida.

En un mundo híper-conectado, la verdad siempre acaba aflorando. Putin fue director del Servicio Federal de Seguridad (sucesor del KGB). Aparece, así, como un espía convertido en Presidente, no se deja llevar por las emociones, es frío y calculador, y ha mantenido una actitud de control de la comunicación en su país. 

Pero creo que ha cometido tres errores importantes en la gestión de esa comunicación:

  • Falta de diversidad en sus equipos. Ha apartado a los críticos y se ha rodeado de incondicionales. Estos pertenecen a dos grupos diferenciados: los oligarcas y halcones del Kremlin conocidos como siloviki o ‘los ejecutores’ Todos ellos con perfiles casi idénticos: varones, de entre 60 y 70 años, con formación y trayectorias similares a la suya.
  • Un liderazgo ultra-carismático. Ser un líder carismático no es un problema, de hecho hay estudios que afirman que un 25% de los líderes practican este tipo de liderazgo. El problema aparece cuando ese tipo de liderazgo se combina con un estilo coercitivo basado en el factor miedo. Para ilustrarlo, puedes ver el aunténtico ‘rapapolvo’ que le lanza en público y ante las cámaras de televisión a Sergey Naryshinkin, su jefe de inteligencia. 
  • Falta de empatía. Cuanto te das cuenta de cómo se dirige a sus colaboradores cercanos, como se sienta alejado de ellos en mesas enormes,  parece estar sufriendo del Síndrome de Hubris o síndrome de la arrogancia. Lo padecen algunas personas que ostentan un gran poder y que acaban creyendo  estar llamados a realizar grandes obras; muestran tendencia a la grandiosidad y la omnipotencia y son incapaces de escuchar, mostrándose impermeables a las críticas.

Tercera lección: En el siglo XXI la comunicación no se puede controlar, y a duras penas se puede gestionar. La empatía debe ser tu guía.

Construir equipos y no grupos de seguidores, es la gran labor del líder. Para casi todos los demás tienes tecnología. Pero para que el equipo sea realmente útil, debe aportar visiones laterales, diversas, no sólo predisposición hacia la ejecución de las ideas del líder. Y para ello, este debe generar confianza mediante la empatía, una competencia clave en el SXXI. Porque sí, hoy día Liderar consiste en encontrar respuestas en modo colaborativo en lugar de hacerlo en modo unipersonal. Conseguir que el equipo mantenga una voluntad constante al servicio de la visión pero prefiriendo ser respetado que ser querido por el equipo. Y la mejor forma de llegar a ser un líder respetado es respetando la opinión de los liderados.

Cuarta lección: Ahora, construir equipos es la gran labor de los líderes. La principal labor del líder es construir líderes, no seguidores, desde la empatía.